domingo, mayo 20, 2007

Fragmentaciones


Pasaron cinco minutos de palabras mudas. Los ojos decidieron tomar la palabra que le quitaría el eco al sonido afónico de un reloj de arena. Yo estaba sentada en una silla de madera blanca y los sentidos giraban en forma discontinua a través de mi cuerpo. Sus voces eran diminutas, cada sentido parecía ser parte de una burbuja de silencios, burbujas que tenían corazones cristalizados a causa de una incertidumbre implantada por un inadvertido sueño.

Alguien decía que la locura nunca tuvo un maestro, por eso la habitación era un desierto en medio de un océano, allí no había tormentas de arena, pues la única tempestad estaba en mi memoria y caía al corazón en forma de dolor. Un dolor que hacia retumbar los ventanales donde se asomaba el Alma a observar la muerte inesperada de la tarde.

Bah, llueve, llueve, llueve, escampa, sale, va, viene, la arena del reloj cae lentamente. De los ojos surge el sonido de la noche y ellos sin querer reconocerlo hablan del pasado, señalan que una oscuridad atrás, se encontraban sentados en una esquina de la ciudad fantasma, allí, en esa esquina dormían sus sueños con la única poseedora de sus fantasías. Aquella mujer de ojos destruidos era ahora la dueña de un jardín enajenado de silencios.

Yo era esa mujer. Esa a la que los silencios le quitaron con sus gritos la alegría. Solo quería sentarme en la blanca silla para al final conocer los diálogos que surgen en las horas imprecisas de la ausencia, cuando nos encontramos solos, completamente solos. Pensaba entonces en el campo imprevisto de que cinco son los elementos, cinco son los corazones rotos, cinco son las nubes en el cielo, cinco son los sentidos que giran y giran en mi espalda.

Por su parte, Los ojos siguen tomando la palabra. Uno de ellos describe una imagen que nunca observo, pero que sin embargo permanece. Esa imagen tiene forma de un cuadro pintado con los colores de la casualidad. Es un hombre sentado en algún lugar azul, la forma de su rostro me recuerda lo intacto que puede ser ante el silencio, un hombre que me regala silencios a cambio de inexplicablemente… mis silencios.

No logro comprender el lenguaje de mis ojos. La fotografía evoca instantes de besos en la noche de tormenta y una sensación de calidez plasmada por el tiempo. La lluvia siempre trae inimaginables consecuencias…

Ahora una burbuja auditiva toma en manos la fotografía de aquel hombre en el instante azul. Ellos han tomado el ritmo de la conversación. En su piel Inmortalizan las notas musicales de los días. Para ellos cada día posee una melodía diferente, un espacio que permanece de acuerdo a la simetría del tiempo y a la tonalidad de las imprevisibles horas.

Entonces el tacto apareció de repente con el cortometraje de la noche escrita en besos, escenas que reflejaban la danza de las manos de aquel hombre del instante azul recorriendo mis brazos con sus dedos. Un dedo, dos dedos, tres dedos, conduciendo por las suaves avenidas de la piel hasta llegar a sus labios. Lo recuerdo instante por instante. La única posibilidad de hablar era a través de un silencio paralelo entre su alma y mi alma. Vaya poesía del tacto alucinado, del incomprensible parpadeo de un corazón temblando. Ese momento del contacto físico, inminente que se extiende entre los limites inmigrantes de sus brazos y los míos, confundiéndonos a la vez, no se con que razón ni que pretexto entre olor de la cerveza y la cantidad de cigarrillos consumidos.

Silencio… esa era palabra final que desencadenaba la actuación del circo del tiempo. La esfera indeleble de la fantasía del gusto más allá del tacto. Del querer pertenecer a sus labios como la única forma de poesía posible. El carácter ambiguo de la sobriedad de una mirada que clava estrellas de cristal en instantes azules, en las frágiles tonalidades del ocaso, en las avenidas de nocturnas del país conciente de mi vida.

Ahora la habitación es una nube de cuatro burbujas sensoriales, hace falta el elemento que de forma a la quinta nube alucinada. No hay tiempo que le quite un minuto a otro tiempo, es la hora señalada, el instante previo a la conquista del alma, el ingreso invencible de una lánguida existencia a la escena del instante azul.

Es el momento de la entrada triunfal del olfato que aparece como un imponente bufón de la mirada. La mascara afamada que cubre el rostro del cuerpo no es mas que la brillante condena al olor de sus brazos, abatiéndose propagándose, expandiéndose, en los rincones inmensurables desde el pasado minuto hasta fijarse en los míos, desde la conversación aislada del silencio hasta un dialogo desfragmentado por tiempo. Así, de esta manera y no de otra parecida, permanezco por un largo período en el mundo de sonrisas con los ojos cerrados, sentada en la triste silla blanca donde solo resta el instante del retorno al mundo, donde las horas se extinguen dejando atrás esa misteriosa incertidumbre de lo que pudo ser y no ser, de lo que es y no es.


Anna Bahena.

miércoles, mayo 16, 2007

aeteumm Gpseema


Almacenar el tiempo en un mismo momento,
Guardarlo para siempre en el minuto alucinado.

Anna.

martes, mayo 08, 2007

Giros


Su silencio es tan suave que pasa con la tarde y llega con la madrugada...

Anna.

miércoles, mayo 02, 2007

Funeral Para Dos Corazones


I

Dolor de soledad… vete de mi te lo suplico!
En la noche caminas a mi lado,
No puedo enamorarme de ti dolor maldito.
Todo es frío y gris,
La noche lúgubre a tu lado,
El silencio se extravía en mi mundo.
Los pasos son vulnerables al tocar la lluvia triste.
Lo que realmente quiero
Nunca llega… nunca llega…
Necesito un Alma enferma como mi Alma,
Sentir que el Silencio es un momento…
Que nunca antes se ha sentido la vida tan real como en los Sueños.
Pero no existe…
¿Acaso ando sola en el umbral del universo?
La estrella azul se opaca con el día,
Las alas han perdido su color,
Nada de lo que fui sintió felicidad completa.
¿Ahora que queda?
…el Silencio…
…la Soledad…
Los días grises que pasan de la mano amándose…
Y yo aun no se amar…
Aun no se soñar…


II


Dolor, vete de mí, te lo suplico.
En mil mares tu nombre se divisa y no quiero amarte más,
No me obligues a juzgarte.
Con tu cariño las flores son inertes,
Semejan una danza de muros y paredes.
Cruel es el silencio…
Cargar el peso de la vida es suficiente,
¿Que mas da?
Esperar nuevamente…
… encontrar una ventana al final del universo.
La vida se derrumba frente a mí,
Un castillo de naipes derribado con el frío de tu voz,
.. Y me pregunto mil veces:
¿Acaso ando sola en el umbral del universo?
Todo cambia,
Entristece la mirada nuevamente,
Un luto eterno mi Alma guarda:
… dolor de ausencia
…de desespero…
De todo lo que existe que no puede ser nuestro…
Mis sueños se despiden,
Las alas ya no alumbran esta noche…
¿A dónde van las Almas cuando miran a los ojos de la muerte?
Al lugar donde el cielo se destruye…
Un paraíso silencioso…
Donde hay aves que cantan entre ecos sus locuras
Donde reina la tristeza encarnada entre mi Alma…
Mujer callada de Alas misteriosas
Un horizonte sin luz…
¿Dónde queda la ventana al final del universo?


III


La estrella azul se opaca con el día…
Las estrellas se trasforman,
Se anudan, se desnudan,
Y al final… nada es concreto.
Una calle triste y desolada.
Detrás de la Luna el silencio no existe,
Y el tiempo es eterno para el beso y el Alma…
Te lo he dicho mil veces,
Corazón no me distraigas,
No me muestres el rojo caminar de la memoria,
La suerte de tener un Alma pura
Me convence de que puedo ser impura.
La dama de la noche triste,
La mirada lánguida del tiempo,
La tinta abstracta de mis fantasías…
¿A dónde van las Almas cuando miran a los ojos de la Muerte?
A las sueños perdidos trasformados en mil caras.
…Esta noche el cielo esta de luto…
Es un funeral para dos corazones:
Pata ti dolor maldito y para mi que nunca tuve un nombre.


Anna Bahena.