domingo, febrero 11, 2007

Endechas


I
EL lenguaje silencioso engrendra fuego. El silencio se propaga, el
silencio es fuego.
Era preciso decir acerca del agua o simplemente apenas nombrarla, de modo de atraerse la palabra agua para que apague las llamas de
silencio.
Porque no cantó, su sombra canta. Donde una vez sus ojos hechizaron mi infancia, el silencio al rojo rueda como un sol.
En el corazón de la palabra lo alcanzaron; y yo no puedo narrar el
espacio ausente y azul creado por sus ojos.


II
CON una esponja húmeda de lluvia gris borraron el ramo de lilas dibujado en su cerebro.
El signo de su estar es la enlutada escritura de los mensajes que se
envía. Ella se prueba en su nuevo lenguaje e indaga el peso muerto en la balanza de su corazón.

III
Y EL signo de su estar crea el corazón de la noche.
Aprisionada: alguna vez se olvidarán las culpas, se emparentarán los
vivos y los muertos.
Aprisionada: no has sabido prever que su final iría a ser la gruta a
donde iban los malos en los cuentos para niños.
Aprisionada: deja que se cante como se pueda y se quiera. Hasta que
en la merecida noche se cierna la brusca desocultada. A exceso de sufrimiento exceso de noche y de silencio.

IV
LAS metáforas de asfixia se despojan de sudario, el poema. El terror es nombrado con el modelo delante, a fin de no equivocarse.

V
Y YO sola con mis voces, y tú, tanto estás del otro lado que te confundo conmigo.

Alejandra pizarnik.

Anna.

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