viernes, junio 09, 2006

A Amadeo...


Porque en esta noche estaré bajo la estrella fugaz de nuestras Almas. Como siempre, acompañándonos  ahogándonos en el mar eterno que cubre en esta noche nuestros rostros de sal y de tristeza. Verás, estos días pasarán y no habrán una soledad que se burlen de nosotros.¿Por qué los seres especiales no podemos ser felices? tal vez la respuesta sea tan sencilla como un abrazo entre las sábana de tarde, porque estamos llenos de esa sustancia con la que se fabrican los sueños, porque la noche sale para mostrarnos las estrellas, porque hablamos con la luna, con la vida, con nuestros silencios, porque nosotros somos eso, sueños, sueños, sueños. Que simple es mirar el mundo de los vivos que no sueñan, ¿Qué soñaran los muertos?, pero vos y yo, Amigo, somos eternos, en nuestras palabras, en nuestros poemas y en cada atardecer que decidimos estar juntos, así como estaremos mas allá de la eternidad, de las sonrisas y del ocaso de este día que ha quedado en un pasado sin olvido. Sin saberlo, te amo. Dulce es la caída de la lluvia sin retorno, y mientras en silencio te escribo, recojo las plumas que dejé tiradas en la calle del silencio para hacer unas Alas de tiempo sin tiempo que me lleven a ti, donde estaremos juntos en un último lugar donde podamos perdernos para siempre. 

Anna.

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